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VOL¬OPINIÓN

Las calles de mi barrio: La desigualdad de género en el reconocimiento y la representación

Por Briana Bombana.

En la calle Robert Fitzgerald Kennedy de mi barrio, por la cual se homenajea al expresidente estadunidense que apoyó el golpe militar de 1964 en Brasil, vive mi abuela y vecina, de origen humilde, de descendencia italiana, indígena y polonesa, enfermera jubilada, madre de dos.

En la avenida Dom Pedro II que pasa por mi barrio, por la cual se homenajea al segundo monarca del Imperio de Brasil, vive Melania, también de origen humilde, de descendencia mayormente italiana, amiga de mi abuela, antiguamente costurera, madre de tres.

En la calle Pedro Garcia de mi barrio, por la cual se homenajea el señor mencionado sin que yo pudiera rastrear la razón para ello por internet, vive Neuzete, amiga de mi madre, creo que tendrá también algo de origen indígena, dependienta antes de casarse, hoy dueña de casa, madre de tres.

En la calle Paulo de Frontim de mi barrio, por la cual se homenajea al político e ingeniero brasileño que realizó obras importantes como el ensanchamiento de la Avenida Atlântica de la lejana ciudad de Rio de Janeiro, supongo que todavía viveCiandra, chica de mi edad que no la veo hace años, cuando aún éramos estudiantes, muy probablemente madre de alguien. 

En la calle JúlioRodrigues da Costa de mi barrio, por la cual se homenajea el señor mencionado sin que yo tampoco pudiera rastrear la razón para ello por internet, vive Leila, amiga de mi abuela, de origen alemana, profesora de profesión, madre de uno. 

En la calle Cruz e Souza de mi barrio, por la cual se homenajea a un poeta catarinense (gentilicio del estado en que nací) hijo de esclavos, vivo yo, de clase media, de descendencia italiana, polonesa, indígena, española y portuguesa, doctora, buscando trabajo de lo mío, madre de nadie. 

Por las calles de mi barrio se homenajean a muchos hombres: verdugos disimulados, reyes y coroneles, ingenieros de renombre, poetas bien simbolizados, y algunos que aunque pertenecientes al anonimato nacional, tuvieron algún tipo de “importancia” local. En las calles de mi barrio viven muchas mujeres: diversas en edad, trabajo formal y origen, unidas por el espacio urbano y, en su mayoría, también por el trabajo doméstico no pagado y la función maternal; pero que puedan sentirse igualmente representadas por la calles de mi barrio, ninguna. De las veinticinco calles de mi barrio, hay solamente dos con nombre de mujer (8% del total): una princesa (Princesa Isabel) y una ciudadana benemérita (JoanaMarin), ésta sin salida.

Post scriptum. Ese patrón de representación (espejo de la sociedad), desafortunadamente, no es exclusivo de mi barrio. Por ejemplo, un levantamiento hecho sobre el tema en la ciudad más poblada de Brasil, São Paulo, a pesar de que 53% de sus habitantes son del sexo femenino, se observó que solamente un 16% de las calles presentan nombre de mujer, la mayoría de ellas remitiendo a personajes del catolicismo (por ejemplo, santas y monjas).