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VOL¬OPINIÓN

Los perros callejeros

Por Ximena Martínez.

A una amiga brasileña debo mi primera noticia del «Vira-latas». El perro callejero que, en la constante búsqueda por algo de comida da vueltas latas probablemente vacías en las calles de Brasil. Si bien, no es extraño ver perros callejeros en pueblos y ciudades latinoamericanas, es curiosa la variedad de nombres con los que se les conoce en cada lugar y que intentaré referir junto a la posible causa que su apelativo subyace.

El perro callejero en Colombia es reconocido por «Canchoso» porque sufre de cancha, una enfermedad a la piel que produce picazón ―también conocida como sarna―. Para la suerte del Canchoso su ingrato apodo ha ido migrando a la expresión «Canchis» asociada a cariñoso. 

En el Perú también hay dos interpretaciones de «Chusco», que es como se refieren al perro de calle: por un lado, alude a la cualidad graciosa, como también a la ordinaria.

«Sato» les llaman en Cuba, como también a las cosas que abundan. En Uruguay se le llama «Terbal» quizás en alusión a terreno baldío o a los sitios eriazos que frecuentan. En Argentina les reconocen por «Delmon» para significar la condición de “ser del montón”. En el Salvador les llaman «Aguacatero», curiosa designación considerando que el aguacate proviene del náhuatl ahuacatl que significa testículo. Sobre ello he pensado que un «Aguacatero» es un perro “con cojones” en el sentido de la expresión coloquial española, en definitiva: valiente.

En Chile le conocen por «Quiltro» y su distinción es el mestizaje de razas. Según el libro de Walterio Meyer (1882-1963) la palabra quiltro podría ser de origen mapuche y se referiría a uno de los dos tipos de perros que conocía el pueblo originario: al perro chico, ordinario y ladrador.

Tanto las cualidades, como las desgracias de los perros callejeros están relacionadas con el apodo que cada país ha convenido, existencia animal que logra emocional y simbólicamente entrelazarse con la vida humana, así, cuando la vida se pone cuesta arriba en Chile usamos la expresión “aperrar” evocando a todos esos Quiltros que en invierno aguantan el frío y en verano sobreviven sedientos.A pesar de la desventura y anonimato de tantos perros de las calles latinoamericanas, han logrado destacar algunos. Uno de ellos ha sido visto en afiches de ciudades donde no suelen caminar perros callejeros. Le ha distinguido su estilo sagaz y valeroso en momentos donde la calle ―su lugar― se tiñó de lucha social, al punto de convertirlo en un héroe: el Negro Matapacos.