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VOL¬OPINIÓN

El Rock ha muerto

Por Catalina Soto.

El rock está muerto lo viene cantando hace 25 años ya Lenny Kravitz y Marylin Manson, y afirmando Gene Simmons.  Pero, es cierto?

En lo comercial al parecer si.  Desde hace un par de años se revelaron estadísticas que exponen que el rock más comercial, y aun millonario, vende sólo la cuarta parte que estilos como el R&B y el Hip hop.  Pese a la introducción de nuevos y diversos modelos de negocios en la industria (relanzamientos de vinilos, cajas de CDs, disponibilidad en bibliotecas digitales de material incluso inédito), el rock, en sus diversos estilos, no ha logrado remontar desde hace más de una década.  Incluso ha sido excluido de grandes premiaciones televisivas (por ej.: Grammys).

En el contenido, los mayores de 35 años hemos sido testigos de la mayoría del desarrollo del rock y, el que no, lo hemos llegado a conocer por nuestros padres o por influencias de nuestros héroes musicales:  el viejo blues y el rock and roll; el existencialismo de los clásicos; la experimentación de lo progresivo; el atrevimiento y visceralidad del punk; el elemento glam que acompañó la estética de importantes músicos; los bellos rostros y físicos que sexualizaron el heavy metal y variante hard rock (que no perdieron por ello la cuota de virtuosismo); la oscuridad del metal extremo, hasta el doom; llegando al desencanto y simplicidad del grunge.  Desde eso, en su mayoría sólo hemos visto evolucionar a artistas que, en su mayoría, han experimentado, haciendo mix con estilos más suaves o más pesados, sobretodo en sus carreras solistas o a través de la creación de super bandas; y otros con vagaje de 40 años o más, estirando la fórmula.

Respecto a los exponentes, no logramos reconocer artistas nuevos de la talla de los clásicos, repasando desde The Beatles, Elvis Presley, Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath, Rush, Kiss, David Bowie, Lou Reed, U2, Guns N’ Roses, hasta los más contemporáneos como Nirvana, Pearl Jam, AIC, Soundgarden o Tool; aquí asoma como último gran y adorado exponente de una época el fallecido Chris Cornell.  Hoy en día sólo observamos bandas o artistas solistas haciendo reversiones de viejos clásicos, algunos muy buenos, sin duda, pero sin entregar una nueva e interesante propuesta, como por ej: Greta Van Fleet, Tyler Bryant & The Shakedown, Rival Sons, The Strokes o Jack White (muchos ven en él un salvador).  Tal vez no seamos conscientes un 100% de esta escasez, en tanto los fans aun agotemos las entradas a conciertos, para revivir buenos momentos.

Como cultura y, con la camiseta re puesta, podríamos citar que “solo muere lo que se olvida”, afirmando que el rock, en todas sus expresiones, vive en el alma de los millones de fans que aun lo comulgan, pero que ven morir a sus ídolos y no renacer a nuevos que brinden esperanza de continuidad del género musical.  Sin embargo, en cada etapa de cambio o nacimiento de nuevos estilos, también hemos sufrido de esta incertidumbre, producto de una humana resistencia al cambio, para ver nacer una y otra vez artistas que deslumbran.  Otros se afirman en que “el rock es actitud”, lo que abre el espectro a catalogar como rock innumerables comportamientos rebeldes no sólo de músicos rock, sino también de otros estilos, y gente de otros ámbitos (actores/actrices, escritores/as, artistas visuales, celebrities y hasta políticos).

Podría existir esperanza en la generación millenial, que ha sido invadida por la industria de una fiebre nostálgica por el rock? Habría que darles tiempo.  El rock, como lo conocemos, ya no vive, pero quién sabe si ya está cerrada la puerta por dentro.