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VOL¬OPINIÓN

Maridaje Político Social

Por Emmanuel Farfán González.

Cada día que pasa de nuestras vidas debemos hacer elecciones entre unas u otras cosas y, muchas de ellas, nos definen como personas e incluso nos permiten sociabilizar en este mundo.

Cuando vas a comprar un vino muchas veces te preguntas “¿compro vino tinto o vino blanco?”. En ese momento de incertidumbre y de desesperación piensas “quizás comprar lo mismo de siempre… lo presentado en el último aviso publicitario que viste o escuchaste… lo que recomendó @catadorchileno… lo que te gusta o lo que le gusta a los demás”. Llegas al punto de venta y todas esas dudas y opciones vuelven a tu cabeza nuevamente. Es por eso que, para simplificar la vida, se ha recomendado históricamente (y no muy correctamente) que para carnes rojas son vinos tintos y, para mariscos y pescados, los blancos. Una recomendación bien práctica pero muy simplista, pues hay, por ejemplo, varios vinos “rojos” que perfectamente van con esos productos provenientes del mundo marino.

Si quieres escoger bien un vino debes pensar para qué lo quieres, dónde lo descorcharás, con quiénes estarás y, principalmente, qué harán cuando lo estén tomando o qué comerán. Efectivamente, el maridaje predilecto para los vinos siempre ha sido la comida y hay un sinfín de sugerencias seleccionadas para las distintas variedades de uva (llamadas “cepas”) con las que se elabora un vino. Pero también se ha encontrado un maridaje que va en otros sentidos y sensaciones como armonizar con un libro, una película o serie, con música y también con ese momento único en el cuál sacarás ese corcho de la botella. Creo que la mejor elección será considerar no sólo el que te guste, sino también el entorno y las personas con las que compartirás. Un vino que no se puede compartir siempre será lo más aburrido que pueda existir.

¿Entonces? ¿Vino tinto o vino blanco? ¿Apruebo o Rechazo? ¿Convención Constitucional o Convención Mixta Constitucional?

El domingo 25 de octubre muchos saldremos a decidir una de las cosas más importantes para el país: Si “Apruebas” o “Rechazas” una nueva constitución. Además, se debe elegir el órgano que debiese redactarla: Una “Convención Constitucional” (integrada por miembros escogidos por voto popular) o una “Convención Mixta Constitucional” (compuesta por partes iguales de parlamentarios, sí, lea bien, parlamentarios, y gente elegida popularmente).

La primera pregunta que nace es “¿en qué debo pensar para decidir este voto?” y la respuesta no se aleja a lo que es la elección de un vino: para qué quiero una nueva constitución; dónde estamos situados o en qué contexto queremos forjar esta nueva carta fundamental; con quiénes la queremos hacer; y, principalmente, pensar en el momento que vive el país y la sociedad en general para poder decidir mi voto. Prácticamente, un maridaje político social.

En el mercado chileno normalmente se privilegia al vino tinto por sobre el blanco en una razón de 70% a 30%, y el “Apruebo” por sobre el “Rechazo”, en las últimas encuestas, están en una relación muy similar 75% a 17% (que pena por el “Rechazo”, ¡ja!). Pero, a fin de cuentas, son elecciones y aunque tú quieras tomar un tinto debes aceptar si la otra persona quiere tomar un blanco, y viceversa (aunque sea uno hecho en dictadura). No podemos llegar a una reunión social y polarizarnos porque una persona quiere abrir una botella de un tipo y otra una diferente. La elección ya se hizo y se debe respetar. Eso es una democracia vinera.

Tampoco el país se “incendiará”, pero si en este tiempo estamos en un gran asado, con sus carnes y vegetales cocinándose espectacularmente sobre la parrilla, preparación que ha costado vidas, ojos y lucha. Entonces, ¿para qué traerás un vino blanco del “Rechazo” si lo que se necesita es un vino tinto del “Apruebo”? ¿Para qué catar con una Convención Mixta Constitucional, junto a esa gente del congreso que no ha querido tomar con nosotros por 30 años, si podemos catar todos juntos en una Convención Constitucional más diversa e independiente?