Por Gino Bailey.
Los procesos evolutivos por los que ha pasado la biósfera y el planeta tierra son mucho más extensos en el tiempo que aquel vinculado con la especie humana. El proceso biológico por el cual el árbol llegó a ser un árbol y que los océanos tuvieran la característica que conocemos, implicó un gran gasto de energía en el tiempo. Un esfuerzo ecosistémico.
La era del holoceno, donde aparece el ser humano y comienza a depender de su medio para vivir es contemporánea en relación a la edad planetaria. Sin embargo este periodo – edad denominada por la geología- fue revolucionario, puesto que a través de la dependencia de la agricultura y la alimentación el ser humano comenzó a inclinar la balanza a su favor, modificando y alterando los ciclos reproductivos de gaya, la tierra.
El ser humano de manera histórica interactuó junto a los ciclos del medio. Sin embargo la intervención que hizo sobre éste se acrecentó en un sistema capitalista, dejando a los ecosistemas con posibilidades mínimas de reproducción. Si un banco de peces tarda doce meses en reproducirse y otro seis, el ser humano se adaptaba a esto y lograba rotar su práctica de extracción. En un momento, la actividad pesquera debía esforzarse por comprender dichas relaciones e interactuar interrumpiendo algunos procesos de las cadenas tróficas. El problema se origina cuando el ciclo interrelacionado de reproducciones comienza a ser interrumpido de manera tal, que los peces de los cuales nos alimentábamos, no pueden acceder a otros peces o algas para poder reproducirse y alimentarse. Esto pone en riesgo no solo la posibilidad de un tipo de especie, sino la relación alimentaria y de vida de diversos ecosistemas.
El origen está en un largo ciclo de desanclaje en nuestra relación con el medio. Marx denominó esto como “acumulación originaria” lugar desde donde el sistema capitalista genera riqueza. Y es originaria porque está en la génesis y antes del capitalismo:
“La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama «originaria» porque forma la prehistoria del capital y del modo capitalista de producción.” [1]
Volviendo al ejemplo de la actividad pesquera. Si el pescador deja de estar sincronizado con su medio, no solo se ve expuesto a una pesca precarizada, sino a una desvinculación existencial respecto de los ciclos reproductivos. Además de un olvido, desconocimiento y falta de capacidad en poder adaptarse a cambios en el clima, entre otras cosas. Esto que Marx veía en la relación de propiedad del obrero respecto a sus medios, es un problema universal en la génesis del sistema capitalista entre el ser humano y la vinculación compleja con el medio, en todas sus facetas.
La no pertenencia tiene un trasfondo. La desvinculación implica inmiscuirse en la inconciencia del complejo existencial; místico, sensible y sintonizado con el planeta, para disponerse hacia otro mecanismo- desacoplado- y material de la realidad. El místico Gurdjieff decía que una cosa era actuar con la cabeza, y otra con el centro formador de la cabeza. Una cosa es pescar hoy en el levantamiento de alguna veda cogiendo todo lo posible, y otra es pescar a pulso de noche entendiendo el movimiento de los congrios entre las rocas. La diferencia está en lo que implica el vínculo y el desvinculo, la asociación y disociación.
[1] Fuente https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm